¿Y qué mejor que combinarlos con vinos de distintos rincones del planeta?
Aquí te propongo 10 maridajes que unen la esencia mallorquina con la diversidad vinícola mundial.
1. Sobrasada de Mallorca – Syrah del Ródano (Francia)
La untuosidad y el punto especiado de la sobrasada encuentran su equilibrio con un Syrah francés: aromas de pimienta, frutas negras y un tanino amable que corta la grasa y realza su sabor.
2. Queso de Mallorca – Oporto Tawny (Portugal)
El queso de Mallorca curado, con su salinidad y toque picante, se convierte en pura delicia junto a un Oporto envejecido. La dulzura y notas de frutos secos del vino abrazan la intensidad del queso.
3. Empanadas mallorquinas (carnes y guisantes) – Malbec argentino
La jugosidad de la carne y la masa se potencia con la estructura de un Malbec de Mendoza, que realza el relleno sin taparlo, gracias a su fruta roja madura.
4. Panades de pescado – Albariño de Rías Baixas (España)
El mar y la huerta mallorquina dialogan con un Albariño gallego: acidez vibrante, aromas cítricos y mineralidad que refrescan cada bocado.
5. Frito mallorquín – Garnacha del Priorat (España)
Plato potente de asadura, patata y verduras, pide un vino con nervio y frescura: la Garnacha del Priorat, mineral, jugosa y con final largo.
6. Arroz brut – Tempranillo Reserva de Rioja (España)
El clásico arroz brut mallorquín, con su caldo especiado, carne de caza y setas, pide un vino con cuerpo y elegancia. Un Tempranillo de Rioja Reserva aporta notas de cuero, especias dulces y fruta madura que armonizan con la complejidad del plato sin saturar el paladar.
7. Ensaimada (clásica) – Moscato d’Asti (Italia)
Suave, esponjosa y delicadamente dulce, la ensaimada clásica se ilumina con la burbuja ligera y los aromas florales de un moscato italiano.
8. Cocarrois (empanadas de verduras y pasas) – Pinot Noir de Borgoña (Francia)
El relleno vegetal, aromático y ligeramente dulce, se disfruta aún más con un Pinot Noir ligero, que aporta frescura y complejidad sin opacar.
9. Almendras mallorquinas tostadas – Amontillado de Jerez (España)
Nada mejor que la almendra local junto a un vino que también es patrimonio: el Amontillado, con notas de frutos secos, especias y salinidad.
10. Tumbet mallorquín – Sauvignon blanc de Marlborough (Nueva Zelanda)
Este plato de verduras al horno con tomate y aceite de oliva marida con un Sauvignon blanc fresco y herbal, que resalta el carácter mediterráneo del tumbet.
Con estos maridajes, Mallorca se convierte en anfitriona de un viaje gastronómico global. Cada bocado y cada sorbo cruzan fronteras, demostrando que la tradición local siempre puede dialogar con vinos de otros terruños.
¿Cuál te gusta más?
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