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Foodies

Una experiencia andaluza en el corazón de Madrid: mi visita a La Giralda

La Giralda no es solo un restaurante en Madrid. Es un viaje directo al corazón de Andalucía, un lugar donde los sabores, los aromas y el ambiente te transportan al sur de España sin necesidad de salir de la capital.

Publicado por:
Ana Gómez González

Desde 1976, La Giralda ha estado sirviendo cocina andaluza auténtica con una pasión y un respeto por la tradición que se sienten en cada plato. Hace unos días tuve la oportunidad de comer allí y sumergirme en su propuesta gastronómica, acompañada de una selección de vinos que hizo que la experiencia fuera aún mejor.

El ambiente: Andalucía en cada rincón

Azulejos tradicionales y detalles que evocan patios y tabernas del sur crean un entorno que invita a quedarse. Además, la atención del personal fue muy buena desde el primer minuto.

La carta: un paseo gastronómico por Andalucía

La carta es amplia y está pensada para satisfacer todos los antojos andaluces: jamón ibérico de bellota, mariscos, pescados, arroces, carnes y, por supuesto, el pescaíto frito.

Comenzamos con una ración de jamón ibérico de bellota. Estaba espectacular, con ese equilibrio perfecto entre salinidad y dulzura que tienen los buenos ibéricos. A continuación, pedimos boquerones, ensaladilla rusa, tartar de atún y tortillita de camarones (éramos unos cuantos, no me comí todo esto yo sola).

Para seguir, optamos por un arroz caldoso con gamba roja y chipirones que estaba increíble. Y para terminar tuvimos que probar su solomillo de vaca madurada. Super jugoso. Una delicia.

Los vinos de Jerez: una elección magistral

Durante toda la comida nos acompañaron vinos de Jerez y la manzanilla de Sanlúcar de Barrameda.

Arrancamos con una copa de Manzanila Solear de Barbadillo, seca y punzante, que maridó a la perfección con el pescaíto, la ensaladilla rusa y con el jamón ibérico. Después, un Amontillado acompañó el arroz caldoso con gambas y chipirones. Este vino, con su equilibrio entre la frescura del fino y la complejidad de la crianza oxidativa, realzó cada matiz del plato. Para la carne, un Palo Cortado, esa rara joya que combina la elegancia de un amontillado con la potencia de un oloroso. Cada sorbo era un descubrimiento, una lección viva de cómo el Jerez puede acompañar una comida de principio a fin.

Detalles que marcan la diferencia

No solo la comida y el vino hacen de La Giralda un lugar especial. Hay detalles que redondean la experiencia: las recomendaciones honestas del personal, la atención continua sin ser invasiva, y esa sensación de que estás en un sitio donde la tradición se respeta pero también se vive.

Salir de La Giralda fue como volver del sur. La autenticidad de su cocina, la calidad de sus productos y el cuidado en el servicio hacen que no sea solo un restaurante más en Madrid, sino un pedazo de Andalucía incrustado en la ciudad.

Es un lugar perfecto tanto para una comida relajada como para una celebración especial. Ya sea que busques un buen pescaito frito, o simplemente tomarte un buen fino con una tapa de ensaladilla, aquí encuentras un refugio que nunca defrauda. Una declaración de amor a Andalucía, a su cocina y a su gente.

Si aún no has ido, te lo estás perdiendo. Y si ya has ido, sabes de lo que hablo.