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Cultura

“Suōdiū”: el plato más duro del mundo

En un rincón de China, específicamente en el condado de Zigui, provincia de Hubei, existe una preparación culinaria tan insólita como simbólica, considerada por muchos como “el plato más duro del mundo”.

Publicado por:
Ana Gómez González

Su nombre es 嗦丢 (Suōdiū), que se traduce de manera literal como “chupar y tirar”. ¿Su ingrediente principal? Piedras. Sí, leíste bien: guijarros o piedras de río salteadas con condimentos. Aunque para algunos suene a broma, detrás de esta receta se esconde una historia de ingenio, resiliencia y tradición.

Una receta nacida de la necesidad

Para comprender el verdadero valor de este plato, hay que remontarse a épocas en las que la vida era extremadamente dura, especialmente para los barqueros que pasaban semanas enteras navegando por los ríos. Durante sus largos viajes, era común que se acabaran las provisiones, y sin acceso a alimentos frescos, debían agudizar el ingenio. En este contexto de escasez surgió el Suōdiū: una “comida” hecha con piedras de río, aderezada con los pocos ingredientes disponibles como ajo, sal, aceite y especias.

Las piedras eran seleccionadas cuidadosamente —preferiblemente aquellas impregnadas con olor a pescado por haber permanecido en los ríos— y se cocinaban con esmero. Aunque no eran comestibles, al absorber los sabores de las especias, ofrecían una experiencia sensorial al chuparlas. Luego, como su nombre indica, se escupían. El objetivo no era llenar el estómago, sino engañar al paladar en tiempos de hambruna.

Este plato no tiene una fecha precisa de origen. Se ha transmitido de generación en generación entre los pescadores y barqueros de la región, formando parte del imaginario colectivo como un símbolo de supervivencia. Se dice que puede “alimentar” a tres generaciones, ya que las piedras se reutilizan una y otra vez. Incluso existe una frase popular que dice: “Las personas se van, pero el plato sigue”, haciendo alusión a su durabilidad y herencia.

De las cocinas humildes a las redes sociales

Aunque el Suōdiū fue desapareciendo con el paso del tiempo y la mejora en las condiciones de vida, ha vuelto a captar la atención del público gracias a su viralización en redes sociales. Muchos usuarios se han mostrado sorprendidos, incluso incrédulos, ante la idea de freír piedras. Algunos lo consideran una anécdota graciosa; otros, una muestra fascinante de creatividad culinaria.

No obstante, más allá del asombro inicial, el Suōdiū refleja una historia real de escasez y adaptación. Al igual que otros platos nacidos de la pobreza —como las cáscaras de plátano fritas, los caldos de hueso vacíos o el “pan de aire” que solo consistía en migajas sazonadas—, esta receta cumple una función que va más allá de lo alimenticio: da consuelo.

¿Cómo se prepara el Suōdiū?

Aunque no lo creas, hay un método específico para preparar este singular plato. Aquí te dejamos una versión tradicional:

Selección y limpieza: Se escogen pequeñas piedras redondeadas del lecho de un río, preferiblemente que hayan tenido contacto con peces. Se lavan a fondo para eliminar cualquier suciedad o residuo.

Sofrito base: En una sartén con aceite caliente, se sofríen ajo picado, chiles (pueden ser frescos o secos) y otros condimentos hasta que suelten su aroma.

Cocción: Se añaden las piedras al sofrito junto con salsa de soya, salsa de ostras, sal y, si se desea, un poco de glutamato monosódico o caldo en polvo. Se saltean bien para que las piedras absorban el sabor.

Reducción: Se añade un chorrito de agua para generar vapor, y al final, un poco de fécula disuelta en agua para espesar la salsa y que se adhiera a las piedras.

Toque final: Se espolvorea cebollino fresco picado por encima para decorar.

El resultado es sorprendente: una mezcla fragante y picante que engaña al paladar y evoca sabores intensos. Quienes lo han probado describen la experiencia como peculiar. Al primer contacto, produce una sensación extraña, incluso absurda; pero el sabor especiado y el ritual de “chupar y escupir” despierta cierta nostalgia y, curiosamente, satisfacción.

El Suōdiū no es solo una receta: es una lección. Nos recuerda cómo, ante la adversidad, las personas encuentran maneras ingeniosas de sobrevivir, conservar la dignidad y hasta encontrar momentos de placer. Lo que comenzó como una solución desesperada se convirtió en un símbolo cultural. ¿Y tú, te atreverías a probarlo?