Pero ¿sabías que el resolí no es exclusivo de Cuenca? ¿Y que sus orígenes están más cerca de Florencia que de la hoz del Huécar? En este artículo te cuento la historia del resolí, cómo se elabora, dónde más se consume, y por qué ha sobrevivido siglos como un tesoro líquido. Un viaje de sabor por Europa y España que acaba, cómo no, en una botella con forma de las Casas Colgadas.
Qué es el resolí y por qué tiene tantos nombres
El resolí (también escrito resol, rosoli, rosolí, resolio o rosolis) es un licor tradicional a base de aguardiente, café, azúcar y especias. Su sabor es complejo y aromático, ideal como digestivo o para celebraciones especiales.
La Real Academia Española lo define como “aguardiente con canela, azúcar y otros ingredientes olorosos”. En Cuenca, se pronuncia resolí (llana), aunque se escribe con tilde como palabra aguda.
Se le conoce en toda España con variantes:
En Jaén, Córdoba y Málaga: resol o aresolí.
En Galicia: resolio, casi idéntico al licor café.
En Cataluña: rosolis.
En Italia: rosolio.
En Francia: rossolis.
En Croacia: rosolj.
Este licor, aunque hoy se asocie con Cuenca, es pan europeo. De hecho, su origen está en el Renacimiento italiano, cuando el rosolio era una bebida elegante, presente en los banquetes de nobles y artistas.
El origen italiano del resolí: del Renacimiento a la mesa española
La palabra “rosolio” viene del latín ros solis, que significa “rocío del sol”. En la Italia del Renacimiento, se elaboraban licores digestivos con base de alcohol, azúcar y esencias florales o especias. Eran símbolo de refinamiento y medicina casera.
Los viajeros y monjes que cruzaban Europa llevaron esta receta a España, donde se adaptó con productos locales: café, canela, clavo, cítricos, anís... Durante el Siglo de Oro, el resolí era un licor habitual en sobremesas cortesanas y reuniones importantes. Aparece incluso mencionado en algunos textos clásicos.
Cómo se hace el resolí tradicional: receta casera paso a paso
Aunque cada familia guarda su secreto, la elaboración del resolí sigue un proceso base que incluye infusiones, cocción de especias y mezcla cuidadosa. Aquí te mostramos una receta típica de Cuenca, similar a la que ha ganado concursos locales:
Ingredientes básicos (para unos 3 litros):
- 1 litro de aguardiente seco (40-50º, tipo orujo o anisado seco)
- 1 litro de café de puchero muy fuerte
- 1 kg de azúcar (a veces caramelizado)
- Cáscara de naranja y de limón
- Canela en rama
- Clavos de olor
- Anís estrellado o seco
- Hierbaluisa (opcional)
- Agua (para rebajar y dar cuerpo)
Elaboración:
1.Infusionar las especias: Hierve las cáscaras, canela, clavos y demás especias en agua durante unos minutos. Deja reposar y enfría.
2.Preparar el almíbar: Disuelve el azúcar en agua caliente, o caramelízalo para un toque tostado. Deja enfriar.
3.Preparar el café: Haz un café muy concentrado, tipo puchero, y déjalo enfriar.
4.Mezcla mágica: Junta todo (infusión, almíbar, café y aguardiente) en una olla grande o garrafa de cristal. Remueve bien.
5.Reposo y filtrado: Deja reposar al menos una semana. Luego filtra para eliminar impurezas y embotella.
La graduación suele oscilar entre 16 y 18 grados, y se sirve frío, en copa pequeña.
El resolí en Cuenca: identidad embotellada
Lo que sí es exclusivo de Cuenca es la forma de vivir el resolí. Allí, este licor se convierte en tradición, en símbolo y en reclamo turístico. Se bebe especialmente durante la Navidad y la Semana Santa, aunque hay quienes lo mantienen en la nevera todo el año.
La botella en forma de Casas Colgadas es su embajador. Miles de turistas se la llevan como recuerdo, sin saber que su contenido encierra siglos de historia europea y conquense. Además, en Cuenca existe una fuerte cultura casera del resolí. Muchas familias lo elaboran juntas, año tras año, como parte de sus rituales festivos. Incluso se organizan concursos de resolí casero, como el que cada año celebra la Taberna El Albero. En 2024, el ganador fue Daniel Prieto Izquierdo, de solo 18 años, quien superó incluso al grupo de su padre y su abuelo, herederos de una receta familiar de décadas.
¿Con qué se toma el resolí? Maridajes y usos gastronómicos
El resolí no es solo para beber. También es ingrediente de postres y maridajes locales:
Con alajú: el tándem clásico. Este dulce de miel, almendra e higos entre obleas encaja perfecto con el dulzor especiado del resolí.
Sobre bizcochos o tartas: como almíbar aromático.
Con queso curado: en Reino Unido premiaron recientemente un queso manchego al resolí.
En trufas o bombones: para darle un toque español a la repostería gourmet.
Como digestivo: ideal tras una comida copiosa, por sus notas anisadas y cafeinadas.
Resolí en otras regiones: el licor que no entiende de fronteras
Pese a su vínculo emocional con Cuenca, el resolí tiene muchas versiones regionales:
Jaén y Córdoba: se elabora con café, anís seco, canela, clavo, cáscara de naranja, manzanilla, hierbaluisa y hasta hinojo. A veces se llama mistela.
Málaga: se toma como bebida navideña y de Semana Santa.
Galicia: su licor café es prácticamente un primo hermano del resolí.
Cataluña y Valencia: elaboran rosolis, muy parecidos, con hierbas aromáticas.
En todas estas regiones, la receta cambia ligeramente, pero la esencia es la misma: un licor artesanal, cálido y aromático, que se comparte en familia o entre amigos.
Cómo ha sobrevivido el resolí en el siglo XXI
En una época dominada por cócteles y licores industriales, el resolí ha resistido gracias al apego local, la tradición familiar y la artesanía. En Cuenca, además, varios pequeños productores siguen embotellándolo con mimo y vendiéndolo en tiendas de recuerdos, vinotecas y ferias.
El auge de la gastronomía de proximidad, la recuperación de recetas tradicionales y el turismo cultural han hecho que el resolí vuelva a estar de moda. Se busca no solo como bebida, sino como parte de una experiencia auténtica. Quien prueba un buen resolí casero, no lo olvida.