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Ciencia

Polifenoles y una buena microbiota para prevenir el deterioro cognitivo

¿Y si en la microbiota estuviera la clave para prevenir el deterioro cognitivo? ¿Y si tu forma de metabolizar los alimentos pudiera decirnos algo sobre tu riesgo de desarrollar Alzheimer?

Publicado por:
Ana Gómez González

Esta es la idea detrás de un nuevo enfoque nutricional de vanguardia: la personalización de la dieta según el metabotipo microbiano. Y en el centro de esta revolución silenciosa están los polifenoles —compuestos vegetales presentes en alimentos como el vino— y su impacto en la salud cerebral y la prevención del deterioro cognitivo.

Los beneficios de los polifenoles y los metabotipos

Son compuestos en los que solo una pequeña fracción entra en el torrente sanguíneo sin modificarse. Pero eso no significa que no sirvan. Su magia ocurre en el colon, donde la microbiota intestinal los transforma en metabolitos bioactivos. Esta transformación varía entre personas, dando lugar a distintos metabotipos, que son como huellas dactilares metabólicas únicas.

Urolitina A: un escudo cerebral

Este compuesto natural es un metabolito producido por las bacterias intestinales al descomponer ciertos polifenoles como los elagitaninos. Este metabolito es muy importante porque estimula el “reciclaje” de las mitocondrias defectuosas, clave en las enfermedades neurodegenerativas, disminuye la neuroinflamación y mejora la memoria.

La investigación revela que las personas con metabotipo UMA (productoras de Uro-A) podrían tener mayor protección frente al deterioro cognitivo, comparadas con los metabotipos UMB o UM0, que producen menos o ninguna urolitina.

Pero la protección que se puede obtener a través de este metabolito depende mucho del metabolito que tengamos.

¿Qué son los metabotipos?

Como hemos dicho antes, son como huellas dactilares únicas, y no todos tenemos los mismos. Es una forma de clasificar a las personas según la forma en que su cuerpo metaboliza ciertas sustancias, especialmente compuestos presentes en los alimentos, como los polifenoles. Los estudios muestran que:

*La mayoría de la población no produce Uro-A (metabotipo UM0), perdiéndose un metabolito clave para la salud cerebral.

*Los metabotipos UMA están asociados a una microbiota más diversa y equilibrada, con mayor presencia de Gordonibacter urolithinfaciens y otras especies clave.

*El metabotipo puede modificarse con dieta, probióticos o incluso trasplantes fecales.

En otras palabras: puedes entrenar tu microbiota.  

Nutrición de precisión para el cerebro 

Basándose en estos hallazgos, el proyecto MetaboGut (PID2019-103914RB-I00) exploró la estratificación de personas según su metabotipo, administrando extractos ricos en polifenoles y observando su transformación metabólica e impacto en la microbiota y los biomarcadores cognitivos. Sacaron algunas conclusiones como la de modular la microbiota con polifenoles. También se está estudiando desarrollar nutracéuticos personalizados para inducir la producción de metabolitos protectores como Uro-A.

Los estudios también han puesto sobre la mesa un hallazgo interesante: personas con el mismo tipo de dieta pueden tener efectos opuestos sobre su función cognitiva dependiendo de su microbiota. Por ejemplo, dos individuos que consumen la misma cantidad de granada o nueces pueden generar distintos niveles de urolitinas, y por tanto obtener beneficios muy distintos en términos de memoria, plasticidad neuronal o inflamación cerebral. Esto abre la puerta a diagnósticos más precisos y tratamientos preventivos personalizados.

Además, hay un creciente interés en utilizar biomarcadores fecales y plasmáticos para identificar de forma temprana si una persona es capaz o no de producir metabolitos neuroprotectores como la Uro-A. En combinación con análisis genéticos y perfiles dietéticos, esto permitiría diseñar intervenciones altamente dirigidas, incluso antes de que aparezcan los primeros síntomas de deterioro cognitivo. También se está investigando si la combinación de polifenoles con ciertos prebióticos puede potenciar aún más la producción de metabolitos beneficiosos al nutrir específicamente a las bacterias clave que los generan. Esto daría lugar a una sinergia microbiana-dietética con impacto directo en la prevención neurológica.

Una vez más observamos que la salud del cerebro empieza en el intestino, pero que no sirve solo con comer saludable. Hay que tener presente la microbiota, y es posible entrenarla.