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Cultura

Oda a la Garnacha de Aragón

Aragón es una tierra con alma vinícola y de tradición enológica que se remonta al año 2000 a.C.

Publicado por:
Ana Gómez González

Y es que esta región es reconocida como la cuna de una de las variedades de uva más emblemáticas del mundo: la Garnacha.

A lo largo de los siglos, Aragón ha desarrollado una relación íntima con esta uva. Hoy en día, más del 50% de los viñedos en la región todavía cultivan Garnacha, y muchas de estas vides superan los cien años de edad. En una era de innovación y globalización, esta tierra no solo preserva su legado, sino que lo reinventa.

Su situación geográfica es perfecta

Aragón se sitúa estratégicamente entre las principales zonas vinícolas europeas. Rodeada por los Pirineos al norte y el Sistema Ibérico al sur, y atravesada por el fértil valle del Ebro, ofrece un entorno natural único. El clima mediterráneo continental, con inviernos fríos, veranos calurosos, fuertes vientos como el Cierzo y suelos calcáreos ricos en nutrientes, brinda condiciones ideales para la vid.

Este entorno no solo moldea el carácter del vino, también influye en las prácticas agrícolas, los calendarios de cosecha y las filosofías enológicas.

Pago Aylés: una joya singular

En Aragón solo hay una bodega con la distinción de Vino de Pago, la categoría más alta del vino español: Pago Aylés. Su historia se remonta a la Edad Media, cuando el Rey Alfonso I reconquistó la aldea de Ayles. Desde 1998, esta finca produce vinos de calidad excepcional, con una producción limitada a 215.000 botellas anuales, de las cuales el 80% se exportan. Lo que hace especial a Aylés es su combinación de tradición y respeto por el medio ambiente. Sus suelos arcilloso-calcáreos, el clima extremo y el uso del Cierzo como refrigerante natural permiten una viticultura sostenible. No usan herbicidas ni pesticidas, y fermentan con levaduras autóctonas. El resultado: vinos con alma, fieles a su terroir.

DO Cariñena: la más antigua y extensa

La Denominación de Origen Cariñena es la más antigua de Aragón (fundada en 1932) y una de las más grandes de España. Su fortaleza radica en su diversidad: cuenta con 55 bodegas, 45 millones de botellas producidas al año y presencia en más de 50 países.

La Garnacha representa el 32,7% del total de tintas cultivadas. Cariñena ha sabido renovarse con una imagen moderna y una estrategia de enoturismo muy activa. Sus vinos han recibido premios en certámenes internacionales como Berliner Wein Trophy, Concours Mondial de Bruxelles y han sido reconocidos por publicaciones como Wine Advocate.

Campo de Borja: el Imperio de la Garnacha

Autodenominado Imperio de la Garnacha, el Campo de Borja concentra uno de los patrimonios vitícolas más ricos de esta variedad. Más del 53% de sus viñedos están plantados con Garnacha, muchos de ellos con entre 30 y 50 años de antigüedad.

El Monasterio de Veruela, en el corazón de esta DO, simboliza la fusión de historia, cultura y vino. Campo de Borja exporta más del 70% de su producción anual (16,6 millones de botellas), consolidando su papel como embajador internacional de la Garnacha aragonesa.

DO Calatayud: altura, esfuerzo y autenticidad

Calatayud destaca por su altitud: sus viñedos se extienden entre los 550 y 1.040 metros sobre el nivel del mar, siendo la zona vitivinícola más alta de Aragón. Esto se traduce en uvas de maduración lenta y vinos de gran complejidad.

La Garnacha domina con un 66% del total de tintas. Sus cepas, muchas con más de 35 años, se cultivan en suelos difíciles de mecanizar, lo que obliga a una viticultura manual. El clima continental mediterráneo potencia la calidad de la uva, y la baja incidencia de enfermedades permite una producción más limpia y sostenible.

DO Somontano: innovación al pie del Pirineo

El nombre Somontano significa “al pie del monte”, en referencia a su ubicación junto a los Pirineos. Esta DO combina siglos de tradición con una actitud moderna e innovadora. Con más de 30 años de historia oficial, se ha consolidado como una de las regiones vinícolas más dinámicas de España.

Sus vinos se caracterizan por su buen grado alcohólico, frescura frutal y equilibrio ácido. Somontano es también una DO diversa: cultiva variedades autóctonas como Moristel y Parraleta junto a internacionales como Cabernet Sauvignon y Gewürztraminer. Produce cerca de 15 millones de botellas al año, de las cuales una cuarta parte se destina al mercado exterior.

Vinos de la Tierra: identidad local con libertad creativa

Además de las DO tradicionales, Aragón cuenta con seis zonas de Vino de la Tierra, una categoría que permite mayor libertad en la elaboración. Estas regiones, como Bajo Aragón, Ribera del Jiloca o Valdejalón, abarcan pequeñas bodegas que conservan una fuerte conexión con su entorno.

La producción aquí es menor (135.000 hl anuales), pero hay un gran compromiso con la calidad, la autenticidad y la experimentación. Estas bodegas suelen ser más artesanales, lo que las convierte en laboratorios de expresión creativa y tradición rural.

Cava aragonés: espumosos con alma montañesa

Aunque la mayoría de los Cavas españoles provienen de Cataluña, Aragón también tiene su papel en esta categoría. Con cuatro bodegas registradas bajo la Denominación de Origen Cava, la región produce alrededor de un millón de botellas de espumosos al año.

El clima más frío de Aragón influye directamente en el estilo del Cava: más frescura, más acidez y burbujas elegantes. Elaborados mediante el método tradicional (segunda fermentación en botella), estos vinos espumosos son una alternativa boutique frente a los grandes nombres del sector.

La Garnacha: una uva con mil posibilidades

La Garnacha aragonesa no es uniforme: cada zona le imprime una personalidad distinta. En Campo de Borja se vuelve carnosa y generosa; en Calatayud gana intensidad y concentración; en Somontano se combina con variedades foráneas; en Pago Aylés alcanza su máxima expresión de terroir.

Es una uva resistente, que se adapta al calor y a los suelos pobres, con un potencial enológico enorme. Produce tintos robustos, rosados frescos y, en ocasiones, blancos con sorprendente elegancia.

Más allá de cifras y categorías, Aragón es una tierra donde el vino es cultura, economía y paisaje. Desde las pequeñas parcelas familiares hasta las grandes bodegas con proyección internacional, la Garnacha es el hilo conductor de una historia viva que sigue evolucionando.

Con un pie en la tradición y otro en la innovación, los vinos aragoneses tienen todo para conquistar los paladares exigentes: autenticidad, diversidad y carácter. 

Aquí te dejo cuatro monovarietales de Garnacha aragonesa que tienes que probar:

*Mancuso Garnacha 2021 (Cariñena). Descubre la bodega aquí: Más de Mancuso

*Los Ángeles Romeroso 2021 (Campo de Borja)

*Secastilla 2019 (Somontano)

*s de Aylés 2018 (Pago de Aylés) . Mira la bodega aquí: Pago de Aylés