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Ciencia

Los taninos del vino y la microbiota intestinal: el diálogo molecular con impacto inmunológico

El vino tinto es una fuente concentrada de compuestos bioactivos, entre ellos los taninos, que tienen efectos positivos sobre nuestra salud.

Publicado por:
Ana Gómez González

Estos también son los responsables de la astringencia y lo más curioso, es que también son compuestos clave en el proceso de “comunicación” que se da entre la microbiota intestinal y nuestro sistema inmunológico. 

En este post te cuento como los taninos del vino tinto modulan la microbiota intestinal e influyen en la producción de metabolitos clave para la inmunidad.

¿Qué son y dónde se encuentran los taninos?

Los taninos son polifenoles de alto peso molecular, que se encuentran en diferentes alimentos, y que se dividen en dos grandes grupos:

1. Taninos hidrolizables (como los elagitaninos y galotaninos), presentes en nueces, granadas y frutos rojos.

2. Taninos condensados o proantocianidinas, que se encuentran en la uva, el vino tinto, el cacao y el té.

Ambos grupos tienen en común una estructura compleja y la capacidad de formar complejos con proteínas y carbohidratos. Esta complejidad también los hace difíciles de absorber directamente: la mayoría llega intacta al colon, donde entra en juego un actor crucial: la microbiota intestinal.

¿Qué sucede en nuestro intestino?

Aquí entra en juego la microbiota. Y es que nuestro intestino, es un pequeño laboratorio que alberga billones de bacterias que se trabajan como en una “fabrica bioquimica”. Estas comunidades microbianas son capaces de transformar los taninos en metabolitos más simples, bioactivos y, lo más interesante, inmunomoduladores.

¿Qué son y qué sucede con los elagitaninos?

Los elagitaninos, presentes especialmente en alimentos como granada, nueces y vino tinto, son un tipo de tanino hidrolizable. La microbiota los descompone en ácido elágico, y este, a su vez, es transformado por bacterias específicas en urolitinas.
Una de ellas, la Urolitina A, ha demostrado reducir la inflamación al disminuir citoquinas proinflamatorias como TNF-α, IL-6 e IL-1β. Esto significa que algunos de los beneficios del vino tinto o la granada no provienen del alimento en sí, sino de lo que tu microbiota hace con él.

¿Y los taninos condensados?

En alimentos como la uva, el cacao o el té, predominan los taninos condensados (también llamados proantocianidinas). Estos taninos también llegan al colon, donde otras bacterias los metabolizan en ácidos fenólicos de bajo peso molecular, como los ácidos valerolácticos y propiónicos.

Estos metabolitos no solo tienen propiedades antioxidantes, sino que además alimentan bacterias beneficiosas como Faecalibacterium prausnitzii y Roseburia spp.. ¿Por qué importa esto? Porque estas bacterias son las principales productoras de butirato, un ácido graso con potentes efectos antiinflamatorios y protectores para el intestino.

Hablemos del butirato

Se dice que el butirato es el rey anti inflamatorio del colon, ya que ayuda tanto a mantener la integridad del epitelio intestinal como a reducir la actividad de los linfocitos T proinflamatorio, modulando por tanto el sistema inmune. Además también disminuye la producción de citoquinas proinflamatorias, como IL-6 y TNF-α.

El butirato es un ácido graso de cadena corta producido, como acabo de comentar, por ciertas bacterias. En estudios con animales y humanos, se ha observado que una dieta rica en (polifenoles puede aumentar los niveles de butirato y otras sustancias similares, promoviendo un entorno antiinflamatorio sistémico.

Las citoquinas, ¿qué papel tienen estas diminutas proteínas?

Las citoquinas son proteínas que funcionan como señales químicas en el sistema inmunológico. Su papel principal es permitir que las células del sistema inmune se comuniquen entre sí para coordinar una respuesta adecuada. Estas moléculas ayudan a activar, frenar o dirigir distintas acciones defensivas del cuerpo frente a infecciones, inflamaciones o desequilibrios, manteniendo así el buen funcionamiento del sistema inmune. Uno de los efectos más relevantes de los metabolitos de taninos es su capacidad de modular el perfil de citoquinas:

-Urolitina A, derivada del ácido elágico, tiene capacidad para reducir citoquinas proinflamatorias como IL-1β, TNF-α e IL-6 en modelos de colitis e inflamación sistémica.

-Se ha propuesto que las urolitinas también aumentan citoquinas antiinflamatorias como la IL-10, aunque este efecto parece depender del metabolito individual.

Este fenómeno se explica por la interacción de los metabolitos con los receptores celulares del sistema inmune innato y adaptativo, incluyendo TLRs (receptores tipo Toll) y vías de señalización como NF-κB y MAPK.

Pero no todos respondemos igual a los taninos, depende de la microbiota de cada uno

Esto se debe a que existen distintos metabotipos microbianos, clasificados según su capacidad de transformar taninos en ciertos metabolitos:

-UMA (Urolitina A): asociado a efectos protectores inmunológicos.

-UMB(Urolitina B): correlacionado con menor actividad antiinflamatoria y, en algunos estudios, con marcadores de riesgo cardiovascular.

UM

Por tanto, la respuesta inmunológica al vino y sus taninos no es uniforme: depende de la microbiota de cada individuo, lo que abre la puerta al diseño de intervenciones personalizadas. ¿Curioso, verdad?

Entonces, ¿los taninos podrían modular nuestra microbiota?

La ciencia actual apunta a que podríamos usar alimentos ricos en taninos como herramientas para la inmunomodulación preventiva y terapéutica, especialmente en enfermedades inflamatorias crónicas. Y es que los taninos tienen efectos prebiotico, ya que estimulan el crecimiento de bacterias beneficiosas de manera selectiva como:

  • Bifidobacterium spp.

  • Lactobacillus spp.

  • Akkermansia muciniphila

  • Faecalibacterium prausnitzii

Además, reducen poblaciones de patógenos como Clostridium perfringens o E. coli. Esto reequilibra la microbiota intestinal y modula indirectamente la respuesta inmune mucosal y sistémica.

De modo que el vino no es solo una experiencia sensorial, si no que también puede ayudarnos a nivel inmunologico. Consumido siempre con moderación. Los taninos del vino interactúan con nuestras bacterias intestinales, generando un diálogo molecular que impacta en la producción de butirato, la modulación de citoquinas y, en consecuencia, en la inflamación y la inmunidad sistémica.