Sin embargo, con la llegada de variedades más comerciales, muchas de estas uvas autóctonas estuvieron en riesgo de desaparecer. Gracias al trabajo de instituciones como el IRFAP (Institut de Recerca i Formació Agrària i Pesquera), hoy podemos conocer, conservar y disfrutar de más de 40 variedades de vid que forman parte del ADN agrícola de la isla.
En este post vamos a recorrer algunas de las más emblemáticas, conoceremos sus características, su historia y por qué son tan valiosas en un mundo donde lo auténtico y lo diverso gana terreno frente a la uniformidad.
¿Por qué son importantes las variedades locales?
Las variedades de vid no son solo un catálogo de uvas diferentes. Cada una de ellas encierra siglos de adaptación al entorno, de cruces naturales y de selección por parte de los agricultores.
En Mallorca, las variedades locales:
Reflejan el terroir: expresan como ninguna otra la combinación de clima, suelo y cultura de la isla.
Son más resistentes: muchas han demostrado soportar mejor la sequía y las plagas típicas del Mediterráneo.
Aportan identidad: permiten a Mallorca diferenciarse en el competitivo mundo del vino, ofreciendo sabores únicos que no se encuentran en otros lugares.
Preservan la biodiversidad: en un momento en que la viticultura tiende a la homogeneización, mantener estas cepas es proteger un patrimonio genético irrepetible.
Variedades tintas
Entre las uvas negras, varias han marcado la historia del vino mallorquín:
Callet
Quizás la variedad autóctona más famosa. Se cree originaria de Felanitx y ha sido clave en la composición de los vinos de la zona. El callet es muy productivo, con granos grandes de color negro azulado. Sus vinos suelen ser suaves, aromáticos y con un punto especiado que los hace muy reconocibles. Es la base de muchos tintos mallorquines modernos de prestigio.
Callet negrella
Pariente cercano del callet, descubierto en la zona de Cas Concos. Estudios genéticos demuestran que es progenitor de otras variedades muy extendidas como el manto negro y el gafarró. Un ejemplo de cómo la tradición y la ciencia se encuentran para explicar la historia de la vid.
Escursac
Una variedad que se distingue por sus entrenudos muy cortos y que da vinos con gran fuerza y color. En su día fue considerada una “variedad fina”, ideal para tintos con personalidad.
Manto negro
La uva mayoritaria en la DO Binissalem. Produce vinos suaves, fáciles de beber y con gran aceptación en la mesa mallorquina. Es la variedad que muchos asocian directamente con el sabor de la isla.
Gorgollassa
Muy presente a finales del siglo XIX, sobre todo en la zona alta de Mallorca. Produce vinos de fuerza y buena coloración, base de muchos vinos de pastura (los que se bebían de manera cotidiana en los pueblos).
Gafarró y galmeter
Menos conocidas, pero igualmente interesantes. El gafarró se descubrió en la Colònia de Sant Pere y tiene parentesco con el callet negrella. El galmeter (también conocido como mandó) ya aparecía citado en documentos antiguos como una de las variedades principales de la isla.
Otras variedades tintas
El catálogo es amplio: sabater, de gran rendimiento; valent negre, de baja graduación pero muy productivo; o vinater negre, también llamado bobal. Cada una con su historia y con un papel en la viticultura tradicional mallorquina.
Variedades blancas
Mallorca no solo tiene tintas. Sus variedades blancas aportan frescura y singularidad a la oferta vitivinícola de la isla.
Moll (o prensal blanc)
La blanca más importante y extendida en la DO Binissalem. Productiva y resistente, da vinos frescos, ligeros y muy mallorquines. Es probablemente la uva blanca más representativa de la isla.
Malvasia de Banyalbufar
La joya de la Serra de Tramuntana. Cultivada en terrazas frente al mar, produce vinos blancos aromáticos, ligeros y exquisitos. Durante siglos fue muy apreciada y hoy está en pleno renacimiento.
Giró ros
Recuperada y autorizada en 2011, ofrece vinos blancos con buena graduación y acidez. Históricamente se utilizaba para vinos licorosos. Ejemplo de cómo rescatar una uva olvidada puede abrir nuevas oportunidades.
Argamussa
Una variedad curiosa, de racimos grandes y verdes. La tradición dice que se plantaba junto a las paredes para protegerla de los dragones, ya que su uva no resultaba apetecible para ellos. Un buen ejemplo de la unión entre agricultura y leyenda popular.
Joanillo
Poco vigorosa y muy precoz, se utilizaba más para mesa que para vino. Conocida también como “Santa Magdalena”, nos recuerda que en las viñas mallorquinas siempre hubo espacio para variedades destinadas al consumo directo.
Quigat
También llamado “massacamps”, se cultiva sobre todo en Felanitx y Manacor. Da vinos de poca graduación y baja acidez, pero ha sido muy valorado como complemento en coupages.
Otras variedades blancas
Encontramos nombres tan sugerentes como mamella de vaca (usada como uva de mesa), pepita de oro, peu de rata, valent blanc o vinater blanc. Cada una aporta matices y mantiene viva la diversidad de la isla.
Uvas de mesa
No todas las variedades locales estaban pensadas para hacer vino. Muchas se cultivaban para el consumo en fresco, como parte de la dieta mediterránea. Ejemplos son el calop vermell, el calop blanc, la mamella de vaca o la pepita de oro.
Estos racimos solían encontrarse en casi todas las viñas, aunque fueran en poca cantidad, porque formaban parte de la vida cotidiana de los mallorquines. Comer uva directamente de la cepa era tan importante como producir vino.
Entre la memoria y el futuro
El documento que recopila estas variedades no es solo una lista botánica. Es una ventana a la historia agrícola de Mallorca. En él aparecen citas de antiguos textos que ya en el siglo XIX hablaban del valor de cepas como la gorgollassa o el callet. También se mencionan cómo algunas variedades, consideradas “prefiloxéricas”, sobrevivieron a la devastadora plaga de la filoxera que arrasó Europa en el siglo XIX.
Hoy, el reto está en mantener vivas estas cepas, no solo en bancos de germoplasma, sino también en las viñas de viticultores que apuesten por ellas. Los vinos elaborados con variedades locales están ganando reconocimiento dentro y fuera de la isla, y son una herramienta poderosa para diferenciar a Mallorca en el mundo del vino.