cart
0
Cultura

Cómo se vive un concurso de vino desde dentro: mi experiencia en los Premios Zarcillo 2025

Seguro que cuando has ido a comprar un vino has visto que algunos de ellos tienen una o varias medallas pegadas en la etiqueta. ¿Te has preguntado cómo se asignan estos reconocimientos?

Publicado por:
Ana Gómez González

Como sumiller sabía la teoría, pero hasta que no viví un certamen desde dentro no terminé de comprender el peso que tiene un premio bien concedido.

Hace unos días tuve el honor de ser testigo directo en los Zarcillo International Wine Awards. Una experiencia que fue muy enriquecedora y que quiero compartir con vosotros.

Ávila reunió a lo mejor del vino a nivel mundial

Durante tres jornadas, del 27 al 29 de mayo, Ávila se convirtió en el epicentro mundial del vino. Más de 1.300 muestras procedentes de 10 países diferentes se alineaban, sin etiquetas visibles, listas para ser juzgadas por un panel internacional de 80 expertos: enólogos, sumilleres, Masters of Wine, periodistas, prescriptores y técnicos, venidos de más de 15 países. Entre ellos, figuras clave del sector de lugares tan diversos como Francia, Canadá, Argentina, Portugal, Australia o México.

Llegué al Centro de Exposiciones y Congresos Lienzo Norte de Ávila con mucha emoción, ganas de catar y de que me sorprendieran muchos de los vinos. Nos recibieron con un café y algo para desayunar, y nos colocamos en nuestras respectivas mesas. Cada una de ellas constituida por cinco miembros.

La precisión detrás de cada sorbo

Desde fuera, puede parecer sencillo: se sirve un vino, se huele, se prueba, se escupe, se valora. Pero desde dentro, lo que ocurre es casi ceremonial. Cada jornada comienza con sesiones técnicas, repasos de criterios, ajustes de temperatura, calibraciones de copas. Todo está pensado para evitar cualquier sesgo o alteración.

Las catas son a ciegas: no veíamos las botellas, así que no sabíamos ni el origen de los vinos, ni la variedad de uva, ni su precio. Solo conocíamos el estilo general que íbamos a probar. Por ejemplo, te pueden decir “blancos jóvenes o tintos con crianza”.

Catar requiere silencio y concentración, y ser lo más objetivo posible. Un buen vino debe ser equilibrado, tener intensidad en boca y cierta complejidad. Siempre estoy buscando ese vino que me sorprenda, que destaque por su calidad y personalidad.

Cada mesa tenía un presidente y cada miembro del jurado un móvil donde registrar las puntuaciones. Primero se evaluaba la apariencia y el color, luego los aromas —su intensidad y calidad— y al final, el sabor, el cuerpo y la complejidad en boca.

Cuando el presidente recibía todas las puntuaciones, compartía los resultados con el grupo. A veces surgían debates, ya que no todos opinamos igual. Si había diferencias, decidíamos por mayoría.

No todo son catas

Durante las pausas, se comentaban diferentes puntos de vista, como el número de vinos que nos habían sorprendido. Además la jornada del 28 de mayo, en particular, fue más interesante si cabe, ya que además de los catadores se sumaron influencers, periodistas y divulgadores del mundo del vino. Lo que aporta otros puntos de vista, porque el vino no solo se bebe, también hay que comunicarlo.

Este año se incorporaron nuevas categorías

El concurso incorporó cinco nuevas distinciones. Entre ellas, la que más llamó mi atención fue la Mención Especial al Mejor Vino Ecológico. Un reconocimiento muy oportuno en una era en la que el consumidor está cada vez más conectado con la sostenibilidad. 

Y ahora sí, seguro que estás deseando saber quienes fueron los ganadores de 2025

Pues te lo cuento ya.

En esta edición, 176 vinos fueron galardonados con el Zarcillo de Oro, al alcanzar entre 89 y 92 puntos. De ellos, 95 pertenecen a bodegas de Castilla y León, destacando la DO Ribera del Duero con 40 vinos premiados, seguida por la DO Toro con 16 y la DO Rueda con 15.

Por otro lado, 168 vinos obtuvieron el Zarcillo de Plata, con puntuaciones entre 85 y 88 puntos. De estos, 101 son vinos de Castilla y León, con 30 bajo la DO Ribera del Duero, 27 de la DO Rueda y 15 de la DO Toro.

En la categoría más destacada, los Premios VINOFED, reservados a los vinos con 93 puntos o más, los ganadores fueron:

*Santo Syrah 2018 del Pago Heredad de Urueña (Vinos de Pago de Urueña), como mejor tinto, que además recibió la Mención Especial Castilla y León.

*Pandora Sauvignon Blanc Sobre Lías 2024 de Bodegas Pandora (DO Rueda), como mejor blanco.

Además, por primera vez se entregó la Mención Especial al Mejor Vino Ecológico, que fue para el De Alberto Bodegas, también de la DO Rueda.

Un cierre con historia: la gala en Segovia

El broche final llegará el próximo 16 de junio, en la iglesia de San Juan de los Caballeros, en Segovia. Un marco histórico y solemne, perfecto para una celebración tan simbólica. Allí se entregarán oficialmente los premios, rodeados de arte románico, vitrales y mucha emoción. Para quienes vivimos el concurso desde dentro, será el momento de volver a ver a los protagonistas: los catadores, los organizadores, los bodegueros. Será una ceremonia de cierre, pero también una declaración de futuro. Porque los Premios Zarcillo no solo reconocen lo mejor del vino hoy, sino que dibujan una hoja de ruta para lo que será el vino mañana.

Y cierro este artículo con un dato que me parece muy significativo: Castilla y León representa más del 28% del vino de calidad comercializado en España. Más de 750 bodegas, 84.000 hectáreas de viñedo y 33.000 empleos relacionados directa o indirectamente con el vino. Es un sector que no solo genera riqueza, sino también identidad.