No solo por su calidad o su historia centenaria, sino por cómo ha sabido combinar legado, ciencia y sostenibilidad. Su Catena Malbec, más que un vino, es un símbolo de evolución. Y hoy, más que nunca, también de compromiso ambiental.
Un legado familiar que revolucionó el Malbec
Todo comenzó en 1902, cuando Nicola Catena, inmigrante italiano, plantó sus primeras vides de Malbec en Mendoza. Más de un siglo después, su apellido sigue escribiendo historia. Nicolás Catena Zapata, nieto del fundador, fue quien lideró el renacimiento del Malbec argentino y descubrió los beneficios de cultivarlo en terroirs de altura a los pies de los Andes.
Hoy, son sus hijas Laura y Adrianna Catena quienes llevan la antorcha con una visión contemporánea: vinos excepcionales, sí, pero con impacto positivo y mirada global.
Catena Malbec: calidad, identidad y responsabilidad
El Catena Malbec se elabora con uvas sin injertar, provenientes del histórico viñedo Angélica, plantado en 1924. Las vides masales —no clonales— aportan una diversidad genética que se traduce en un vino complejo, vibrante y lleno de carácter.
Pero la botella que lo contiene también cuenta una historia: una historia de sostenibilidad.
Día Mundial del Medio Ambiente: una botella que pesa menos y vale más
Este 5 de junio, con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente, Catena Zapata pone el foco en algo que muchas veces pasa desapercibido: el peso de la botella.
¿Sabías que hasta un 60% de la huella de carbono de un vino proviene del vidrio y su transporte? Es un dato poco conocido, pero crucial. Por eso, Catena Malbec se presenta en una botella 24% más liviana que el promedio global, sin comprometer su elegancia ni presencia.
Para Laura Catena, médica, viticultora y líder del proyecto familiar, esto marca un antes y un después:
"Lo que estamos impulsando en Catena es un cambio hacia botellas más livianas en el segmento de vinos de lujo, similar a lo que ocurrió con las valijas, donde hoy en día, la mayoría son livianas."
La metáfora es perfecta: viajar más liviano, vivir más consciente. Y en el mundo del vino, ese cambio también está en marcha.
Más que una decisión técnica, un cambio cultural
Reducir el peso de la botella no es solo una estrategia logística. Es un gesto cultural. Una declaración de que el lujo puede y debe ir de la mano con la responsabilidad ambiental. Que un gran vino no necesita una botella pesada para demostrar su grandeza.
Catena Zapata fue, además, la primera bodega argentina en certificar su sustentabilidad a través del Código de Sostenibilidad de Bodegas de Argentina. Entre sus acciones destacadas:
*Auditorías de huella de carbono desde 2020.
*Un 40% de reducción promedio en el peso del vidrio (2008–2023).
*El 97% de sus botellas actuales pesan menos de 510 gramos.
*Dejan sin cultivar el 39% de su tierra, destinada a restauración con flora, fauna autóctona y corredores biológicos.
Este modelo no es solo admirable: es replicable. Y el Catena Malbec se convierte así en un embajador de vino consciente, tanto por dentro como por fuera.
Catena Institute of Wine: ciencia al servicio del terroir
Todo este enfoque está respaldado por un trabajo científico serio. Desde 1995, el Catena Institute of Wine ha publicado más de 30 estudios revisados por pares sobre terroir, altura, sustentabilidad y enología de precisión.
Este instituto ha permitido a la familia tomar decisiones basadas en datos —no en tendencias— y consolidar un modelo de viticultura que mira al futuro sin olvidar sus raíces.
El Catena Malbec es mucho más que un vino de altura. Es un vino que representa lo mejor del Malbec argentino, elaborado con técnicas ancestrales, visión moderna y una misión clara: hacer del mundo del vino un espacio más sustentable. Porque un vino puede ser profundo, complejo y memorable… y al mismo tiempo, liviano.